"Hay que identificar a los malos policías, hay que convocarlos si fuera posible a la reflexión, que enmienden su conducta, que se rectifiquen; pero también hay que ser firmes para sancionar actos de corrupción, ilegalidades, irregularidades”, afirmó ayer el ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, durante el reconocimiento que le hizo la Policía.
La flamante autoridad advirtió que en la lucha contra la corrupción no habrá diferencias entre rangos, ya que será "tanto para los de arriba, como para los de abajo”. Agregó que la Policía, también, es parte de la "revolución” de la justicia y por ende será necesario debatir cambios dentro de esta institución.
Las referencias a la Policía Boliviana están repletas de irregularidades. Entre 2007 y 2013 más de 30 oficiales fueron denunciados por corrupción. En septiembre del año pasado la exministra de Transparencia Nardi Suxo informó que su despacho investigaba a cuatro exjefes policiales y a 22 oficiales. Tampoco se debe olvidar el proceso en Estados Unidos por narcotráfico contra René Sanabria, exjefe antidroga, o el de extorsión contra Fabricio Ormachea, exjefe de Inteligencia.
En 2014, la Defensoría del Pueblo señaló en su informe anual a la Policía como la institución que más derechos vulnera en el país.
Moldiz enfatizó que desde 2006 hubo cambios en la institución del orden, como la quintuplicación de los recursos que recibe, las inversiones en infraestructura y equipamiento, la mejora de los salarios "quizás no de la manera que se desea, pero sí en la medida de lo posible”. Pero quedan tareas pendientes.
El ministro dijo que si bien es necesario la inversión para mejorar las condiciones de trabajo y de vida de los uniformados, cualquier cambio material debe equilibrarse con un cambio moral. "Podemos mejorar las condiciones materiales, pero si no cambiamos el chip de nada servirá”.
Finalizado el discurso, las distintas unidades desfilaron ante Moldiz y otras autoridades de Gobierno como el ministro de Régimen Interior, Jorge Pérez, y el viceministro de Control Social y Sustancias Controladas, Felipe Cáceres.
Prevenir antes que reprimir
Además, en el acto de ayer se instó a los uniformados a que tengan una actitud preventiva antes que represiva para combatir contra la delincuencia.
Éste es un concepto que se maneja, por ejemplo, en la Policía Comunitaria, concebida como una instancia de estrecho contacto con la población, para el propósito de nutrirse de información sobre los lugares donde se cometen los delitos con mayor frecuencia.
No hay necesidad de impasses
El ministro de Gobierno, Hugo Moldiz, exhortó a la Policía a que cualquier pedido se realice por el conducto regular y cualquier conflicto se resuelva a través del diálogo.
"Tenemos que encontrar formas para resolver los conflictos, para expresar nuestras demandas. Tuvimos algunos impasses en estos nueve años. No hay necesidad de llegar a eso si nos ponemos a trabajar para encontrar una solución que tenga que ver con el interés del Estado y de la Policía”, aseguró Moldiz.
En junio del año pasado, el sargento Pedro Ticona instaló el primer piquete de huelga exigiendo una nivelación salarial. Otros efectivos de bajo rango amenazaron con sumarse a la medida. El momento cumbre fue cuando se tomó el cuartel de la UTO
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