Sunday, February 22, 2015

Policía, sin personal ni equipos para controlar las seis cárceles

A cinco meses de la matanza en la cárcel de El Abra que reveló la deficiencia en la seguridad carcelaria en el departamento, las acciones inmediatas para optimizar el control que realiza la Policía y mejorar la infraestructura de los recintos penitenciarios son insuficientes.

En un recorrido por los penales de San Antonio, San Sebastián Mujeres, San Sebastián Varones, San Pedro de Sacaba, El Abra y San Pablo de Quillacollo, que cuentan con 2.500 privados de libertad, se evidenció que las necesidades se repiten. La Policía trabaja en condiciones precarias, hacinamiento y sin las herramientas necesarias.

La seguridad policial como los medios y recursos humanos son insuficientes. En este último caso, para una población numerosa de reos pocos policías son destinados al cuidado de los recintos penitenciarios. En la cárcel de mujeres, por ejemplo, hay siete uniformados que vigilan a 200 internas.

Lo mismo ocurre en El Abra donde 540 internos son controlados por 22 policías. El personal destinado para la seguridad se ve aún más reducido cuando un uniformado sale para custodiar a un privado de libertad en su audiencia. A ello se suman los que están de vacaciones, enfermos o en comisión de estudios.

Asimismo, una de las principales deficiencias se registra al momento de realizar la requisa a las visitas para evitar que éstas ingresen sustancias controladas, bebidas alcohólicas o celulares. Las cárceles de San Antonio, San Sebastián Varones, Mujeres y San Pedro son los ejemplos más claros. En la primera, hay dos casetas improvisadas que fueron construidas con venesta, una está destinada para los varones y la otra para mujeres.

En el caso del recinto de San Sebastián Varones, en medio del pasillo se colocó una cortina, este espacio se utiliza para revisar a las mujeres, mientras los varones deben ingresar al dormitorio de los policías. Esta situación se repite en la cárcel de mujeres donde una tela colocada frente a la oficina de la gobernadora sirve para dividir los ambientes para la revisión de las mujeres, mientras los varones son requisados en la cocina.

En Sacaba este trabajo se realiza en la puerta de ingreso. Por lo que, el gobernador de El Abra, Juan Carlos Corrales, al igual que sus similares coinciden en la imperante necesidad de tener sensores de metal, escáner, canes antidrogas y un sistema computarizado para el registro de las visitas a objeto de facilitar el cruce de datos.

Funcionarios policiales reconocen que esta situación se debe a que ninguna de las cárceles tiene las condiciones necesarias que le permita constituirse en un recinto penitenciario para dar seguridad y rehabilitar a los internos para su reinserción social.

Además, en muchas ocasiones, son los mismos reos los que pagan el agua, luz y hasta material de escritorio para que la Policía trabaje. “Nosotros nos aseguramos para que no escapemos”, dijo el delegado de San Pedro cuando pagaba por una malla y un reflector para evitar fugas.

“Todos estos recintos no tienen las condiciones para ser penales, necesitamos espacios superiores o iguales a la cárcel de El Abra. De nada sirve tener seis recintos, lo importante es tener hasta tres y estar más en población”, manifestó el director de Régimen Penitenciario, Erwin Sandoval.



REHABILITACIÓN

Penales hacinados y sin atención

La realidad que se repite en los seis recintos penitenciarios, en unos más que otros, da cuenta de que el hacinamiento es uno de los principales problemas para generar un proceso de rehabiltiación.

Es así que la cárcel más hacinada es la de San Pablo de Quillacollo que tiene capacidad para albergar a 110 reos, pero actualmente tiene 342, según un informe de la Dirección de Régimen Penitenciario de Cochabamba.

Le sigue San Sebastián Varones donde 657 privados de libertad deben vivir como “sardinas” en una infraestructura antigua que debería albergar a 250 personas. Aquí el hacinamiento alcanza a 162 por ciento.

La coordinadora de la Pastoral Penitenciaria dependiente del Arzobispado, María de los Ángeles González, aseguró que el hacinamiento en las cárceles impide la rehabilitación de los internos, porque no existe la posibilidad de trabajar, estudiar y acceder a los servicios básicos, lo que genera un ambiente más agresivo.





PERSPECTIVAS DE NECESIDADES EN LOS PENALES

ERWIN SANDOVAL, REG. PENIT.

Necesitamos un poquito más de dureza en el tema de los funcionarios policiales que entran a los recintos penitenciarios. En estos últimos tiempos se han escapado muchos privados de libertad por x o z motivos, pero no hay mucha dureza en la sanción para ellos. Otra de las cosas es que vamos a pedir una audiencia con los encargados de seguridad ciudadana y los alcaldes para que nos puedan ayudar en la rehabilitación y temas de espacios públicos para sacar a exponer los productos de los recintos.



MARÍA DE LOS ÁNGELES GONZÁLEZ, PASTORAL PN.

El tema de seguridad es complejo. Pasa por una agrupación de instituciones que trabajen en solucionar estos problemas que atraviesan por tres etapas que deben ser trabajadas por las autoridades: prevención, rehabilitación y reinserción. Una sociedad nunca va a ser sana porque persigamos todo el día a delincuentes y los encerremos. No es más sana una sociedad que tiene más cárceles, sino es más sana la que tiene menos gente en las cárceles. Se deben hacer cárceles con condiciones humanas y no antros.



ANDRÉS CUEVAS, DEF. DEL PUEBLO

Lamentablemente las familias y las personas que visitan las cárceles ya saben cuáles son los mecanismos para ingresar objetos prohibidos. Es bueno dar continuidad a los gobernadores de acuerdo a los trabajos que realizan, porque ya conocen cómo las visitas intentan ingresar productos. Además, las requisas deben hacerse de manera continua y se deben brindar los elementos necesarios para el trabajo de los policías, como las cámaras, enfatizando en el control interno.

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