Saturday, July 11, 2015

Ticona, el sargento Motín, sale de la cárcel luego de nueve meses

El sargento Pedro Ticona fue encarcelado en el penal de su santo tocayo el 12 de septiembre de 2014 por participar en el motín policial de junio de ese mismo año, el cual se convirtió en noticia internacional. En nueve meses y 20 días de encierro, la cárcel se convirtió en su hogar y los reos -extraño escucharlo de un policía- en sus hermanos, padres e hijos.
En ese tiempo tuvo muchas experiencias. Lo castigaron y terminó en uno de los lugares más aislados de la cárcel de San Pedro; pero nada de eso cambió su carácter desafiante y de protesta. Por eso, los internos lo conocen como el preso Motín.
"En la Muralla he sentido cariño y la oportunidad que me dieron los privados de libertad. Allá, en San Pedro, tenía mi apodo, todo el mundo me decía Motín”, cuenta Ticona, quien hace tiempo dejó el uniforme.
Habla con emoción, como cuando daba sus discursos en la Asociación Nacional de Suboficiales, Clases y Policías (Anssclapol), cuando, junto a sus camaradas de bajo rango, reclamaba una mejora salarial, una mejor educación en las escuelas básicas, acceso a viviendas y otros aspectos contemplados en un acuerdo firmado con el Gobierno en 2012, tras un anterior motín.
Fue el primero en ingresar a una huelga de hambre en dependencias de la Anssclapol. A fines de junio de 2014 participó en la toma del edificio de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP). Desde los techos de esta unidad gritaba sus demandas.
El Tribunal Disciplinario le dio de baja de inmediato. Ticona apeló, pero no sirvió de nada. Ahora está pendiente un recurso en la justicia ordinaria. El Comando Departamental de la Policía presentó una querella ante el Ministerio Público contra el sargento por sedición, asociación delictuosa y por impedir o estorbar el ejercicio de funciones.
Fue por este proceso que el juez lo envió con detención preventiva a San Pedro. "Ingresé directo a la Posta, sin nada de privilegios”, dice Ticona, aunque esa es considerada la mejor sección del penal. Desde su llegada presenció los abusos de algunos presos que estaban en la dirigencia.
"Eran grupos de poderes que manejaban el penal, con extorsiones y abusos, con el apoyo de algunos malos camaradas (policías). Por la vocación que tengo de proteger y luchar por los derechos es que traté de hacer un alto. Convoqué a los privados de libertad de Posta a levantarse conmigo”, recuerda Ticona.
Para evitarse líos, en marzo de este año enviaron al sargento a la Muralla, un lugar de castigo de unos 100 metros de largo por tres de ancho donde van los presos "problema”.
Eso tampoco aplacó su rebeldía. Vio las condiciones en las que estaban sus desafortunados compañeros: falta de luz, un turril para que todos hagan sus necesidades y duchas heladas, cuenta. Entonces pensó que era momento de reclamar. Así se convirtió en el delegado de esa sección, "con el reconocimiento de las siete secciones de todo el penal y del director de Régimen Penitenciario”, afirma.
Ahora que ya salió porque su proceso en la Fiscalía fue rechazado y obtuvo "la libertad pura y simple”, según él, enumera los logros de su gestión en la Muralla como una autoridad rinde cuentas de sus obras. "Activamos las duchas calientes, un retrete y urinarios. Hemos asfaltado todo y hay mejor acondicionamiento”.
Cuando se le pregunta cuántos amigos dejó allí, contesta: "Más que amigos, dejé una familia. Habíamos hermanos menores, mayores, padres que eran los delegados y que en algún momento me tocó ser”. También dejó un poema escrito en una pared de la Muralla. "Soy un privado de libertad”, lo tituló, en un momento en que se sintió más identificado con sus compañeros de infortunio.
El sargento en retiro asegura que continuará con "la lucha del verde olivo” desde donde esté. "Tener una mejor Policía no es sólo un sueño mío, sino de toda la sociedad, y me atrevo a decir que hasta de los privados de libertad”.

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